Me acabo de despertar con la noticia de la muerte del periodista Andrés Montes, famoso comentarista de baloncesto NBA y, más tarde, de fútbol. Sí, ya sé que a muchos os caía mal, pero a mí no. Siempre me pareció un tipo con un sentido del humor muy peculiar, algo pesado, pero con gracejo. Y si no, imagina los partidos de fútbol narrados sólo por nuestro querido Julio Salinas, ese crack de la palabra y del área.
Es muy fácil criticar y decir: ¡joder con el Montes, qué pesado con los motes! Pero amiguitos, hay que reconocer las cosas: el tío ha creado escuela y, lo más difícil, un estilo propio. ¿Cuántos pueden decir lo mismo?, ¿no cambió la Fórmula Uno con la manera de transmitir de Antonio Lobato (otro odiado en nuestro país)?, ¿sabéis que mucha gente se quedaba despierta hasta altas horas de la noche para ver los partidos de la NBA narrados por Ramón Trecet? Dicen que, en España, la envidia es el deporte nacional. Envidia por el que consigue éxito y además es diferente. Así que siempre voy a preferir a tipos como Andrés Montes, antes que a ese ejército de plastas que convierten la voz en off en un somnífero. Descansa en paz, Tiki Taka.
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