Dudas sobre la campaña "un juguete, una ilusión" de RNE

Perdonarán ustedes lo que voy a decir a continuación. Puedo escudarme, eso sí, en que soy un primate. Aunque hablando de monos, así creo que consideran a los niños de los países pobres que se beneficiarán de la campaña "un juguete, una ilusión" de RNE. Crecer jugando, efectivamente, es una cuestión por la que debemos luchar tod@s. Sin embargo, hay un tufo tan rancio en todo esto... Vamos por partes:

• Uno de los que habla en la publicidad de RNE para esta campaña afirma que los juguetes no requieren baterías ni necesitan de la corriente eléctrica. Hasta aquí todo bien. Pero luego añade que "en ningún caso los juguetes tienen un carácter bélico." Acabáramos. Desde una nación miembro de la OTAN nos reservamos el derecho de regalar juguetes de carácter bélico a niños pobres porque, como tod@s sabemos, esos pequeños primates son más proclives a hacer una guerra cuando sean mayores. Están genéticamente predispuestos a ello, por lo tanto no hay que estimularlos. No como nosotros, que regalamos pistolas de juguete a nuestros niños, pero como todas nuestras guerras son tan legítimas como necesarias para salvar al mundo...
• ¿Hay suficientes juguetes para tod@s l@s niñ@s del poblado? Bueno, da igual lo que pase después de navidades y se apaguen las pantallas. Además, bastante se ha hecho con enviárselos, ¿no?
• Una niña boliviana fue entrevistada para la campaña. Dijo que el juguete del año pasado le hacía mucha ilusión. Era una muñeca rubia con ropa muy bonita. La niña, por cierto, es lo suficientemente lista y no dijo que le gustaría ser como ella.
• A l@s comunicador@s que colaboran en esta campaña (algun@s de ell@s me gustan mucho): continúen con su labor informativa. Y si quieren ser solidarios de verdad, hablen más en sus programas sobre la Ronda de Doha de la OMC y de la Política Agraria Común de la Unión Europea. Mientras cuestiones como esas no se resuelvan, cualquier cosa que hagan servirá para hacer sentir mejor vuestras (primates) mentes y, de paso, contribuir con el imperialismo cultural estadounidense.